1. La fuera de un toro 2. La tenacidad de un bulldog 3. El arrojo de un león 4. La paciencia de un mono 5. La industría de una abeja 6. La versatilidad de un camaleón 7. La vision de tuna águila 8. La humildad de un cordero 9. La piel de un rinoceronte 10. La disposición de un angel 11. La lealtad de un apóstol 12. La resignación de un incurable 13. El heroísmo de un mártir 14. La fidelidad de un profeta 15. La devoción de una madre 16. El fervor de un evangelista
El 7 de noviembre 1935, en el Watchman-Examiner de Londres, apareció un artículo titulado: "El Ministerio que yo quisiera." Difícilmente se encontrará un humano que pueda reunir tantas cualidades, helas aquí: poder, parentezco piadoso, cuidado al escoger su compañera, un fuerte sensibilidad de sus obligaciones, doctrina sana, ansiedad por implantar el reino de Dios, planear su trabajo, mucho tacto, uso del idioma en su forma más correcta, valor al enunciar sus postulados, los mejores hábitos personales, un corazón tierno, el don de las gentes, industriosos y posesionado de una visión de carácter mundial.
La Iglesia espera de su ministro a un pastor, predicador, promotor, propagandista e iniciador de todo aquello que está dentro del reino de lo moral y de lo espiritual.
